El símil de la vida con la música es innegable, las decisiones que se tomen en cualquiera de las dos siempre traerán consecuencias positivas o negativas dependerá de la óptica con que se juzgue, dicen los seguidores del autoconocimiento humano, pero también, el capitalismo y su búsqueda de nuevas fuentes de riqueza dentro de nuevos mercados trae en sí mismo consecuencias de todo tipo. Esta es la breve historia de estos dos aspectos unidos a la realización y creación de los primeros registros sonoros de un género que sería fundamental en el siglo XX, me refiero al Jazz.
En el año de 1901, la empresa de Camden, Nueva Jersey, la “Victor Talking Machine Company”, comienza a extender y comercializar en los Estados Unidos, los equipos musicales llamados “Victrolas”, que eran equipos a los cuales se le giraba una palanca para recoger la cuerda mecánica que haría girar un disco sobre el cual se colocaba una aguja metálica que leía los registros sonoros de un acetato y los amplificaba de manera directa y mecánica, es decir sin que un amplificador mediara en esto, o sea un solo tono de volumen. Este novedoso invento cambiaría la concepción de la forma como se escucharía la música, ya que de esta manera no solo se podría escuchar en vivo, sino ahora era posible, escucharla a cualquier hora y momento, las veces que se deseara y llegar a una mayor cantidad de público y lo que vendría seria ilimitado.
El Jazz estaba viviendo una época, nos referimos a las dos primeras décadas del siglo XX, de decisiones y de despertares a un público que cada vez más le interesaba este género, su vitalidad, su ritmo y sus intérpretes. Pero como podía escucharlos? , como podía sentirla música, esperar a que pasara una agrupación y poderles ver, o ir a club nocturno, con las limitaciones legales y no tan santas que esto implicaba.
Esta decisión de grabar se postergó y solo hasta 1917, se retomó la decisión de conseguir un grupo para este experimento comercial, un hijo de Nueva Orleans, de ascendencia italiana, Dominique James La Rocca, (11 de abril de 1889 – 22 de febrero de 1961) conocido como “Nick LaRocca”, trompetista heterodoxo en su comportamiento y con fuerte carácter musical y personal, quien había aprendido los rudimentos de su instrumento musical de manera autodidacta, a escondidas de sus padres que veían en la música y en la relación con los negros una situación poco alentadora para su hijo. Su decisión de ser músico lo llevo a viajar a otras zonas de los Estados Unidos, en Chicago encontró su destino musical con una agrupación la “Original Dixieland Jass Band”, nótese que Jazz se escribía con dos letras ese, pero se cambió en el álbum por las letra “Z”, para evitar bromas en idioma inglés, ya que le quitaban la letra “J” y hacían otras apologías.
Nick, tal vez no comprendía la magnitud de su presencia en la música Jazz, su estilo estaba regido por lo que había aprendido en Nueva Orleans y por eso escogieron dos temas para esta primera grabación “Dixieland band one step” y el “Livery Stable blues”, se les indico que tocaran de manera un poco acelerada para poder grabar en una cara del acetato un tema musical y por la otra cara otro tema.
El 26 de febrero de 1917 se grabó el primer disco de Jazz. Se vendieron 250.000 copias a $0.75, este fue el primer sonido del Jazz, ya no era necesario esperar a la noche para oírlos y se podía escuchar las veces que lo permitiera la copia, ya que cada vez que se escuchaba se perdía la calidad sonora, al punto de desaparecer luego de escucharlo tantas veces. El sonido de la trompera de LaRocca, se asimilaba a un caballo y el clarinete imitaba un gallo, de manera que esos dos primeros temas eran muy alegres e impactaron a la nueva cultura musical.
